Espejito, espejito…
Este no es un poema para leer con calma en el sofá. Este poema necesita un espejo, ya sea el de tu baño, el de tu bolso o el de tu ascensor. Uno real, porque solo cuando una se atreve a mirarse de verdad, descubre la verdadera naturaleza de su ser.

¿Qué has visto? No respondas, solo siéntelo. Guárdalo en tu interior y si lo necesitas, compártelo. Encontrarás más poemas de amor en mi libro Te quiero vida mía.